¡ALERTA! ¡NO PUEDEN OCULTARLO MÁS! Donald Trump, en una reciente conferencia, ha desatado una serie de afirmaciones disparatadas que han dejado a muchos boquiabiertos. En un arrebato, el expresidente afirmó haber “salvado a Los Ángeles” desviando agua del océano Pacífico, como si tuviera acceso a una “llave mágica” que conecta Canadá con California. Sin embargo, la realidad es mucho más sombría: los incendios forestales en California estaban completamente controlados desde febrero, tal como confirma el Departamento de Protección contra Incendios de California.

Trump, en su intento de presentarse como el héroe de la situación, ha repetido estas historias absurdas en múltiples ocasiones, utilizando un discurso que ha sido objeto de burla internacional. El gobernador de California, Gavin Newsom, ha aprovechado la oportunidad para ridiculizar a Trump, señalando que sus declaraciones carecen de sentido y que su capacidad de comunicación es cada vez más incoherente. “No les voy a contar lo que Trump me dijo porque me da vergüenza ajena”, expresó Newsom, evidenciando el deterioro cognitivo del exmandatario.

Las alarmas están sonando: el comportamiento errático de Trump no es solo motivo de risa; es una señal de un deterioro mental que podría tener consecuencias devastadoras. En un mundo donde los códigos nucleares están en manos de un hombre que parece vivir en un delirio, la situación es crítica. La maquinaria política está encubriendo sus incoherencias, mientras los medios de comunicación luchan por mantener la narrativa.

No se trata solo de un espectáculo; es una crisis que podría afectar la seguridad global. La comunidad internacional observa con preocupación cómo un exlíder de Estados Unidos se aferra a un relato ficticio, mientras el mundo real sigue girando. La pregunta crucial es: ¿quién se atreverá a ponerle un alto a esta peligrosa fantasía? ¡Estamos en una encrucijada y el tiempo se agota!