La final de la Copa del Rey entre el Real Madrid y el Barcelona, celebrada recientemente, se convirtió en un escenario de tensión y polémica que dejó a muchos aficionados y analistas desconcertados. En un partido marcado por la rivalidad histórica, la expulsión de Antonio Rudiger generó un intenso debate, especialmente por el hecho de que Vinicius Junior, quien también estuvo involucrado en el tumulto, no recibió sanción alguna.
El árbitro Ricardo de Burgos Benguechea justificó la expulsión de Rudiger en el acta oficial, señalando que el defensor lanzó un objeto desde la zona técnica, aunque no impactó a nadie. Este incidente desencadenó una confrontación con el árbitro, lo que llevó a que Rudiger fuera contenido por el banquillo. Por otro lado, Vinicius Junior, a pesar de participar en las protestas, no cruzó la línea suficiente para ser mencionado en el acta, lo que le permitió evitar una sanción más severa.
La situación se tornó aún más caótica cuando Lucas Vázquez fue expulsado en los minutos finales por protestar contra el árbitro, y Jud Bellingham recibió una tarjeta roja tras dirigirse de forma agresiva al cuerpo arbitral al finalizar el encuentro. En total, el Real Madrid sufrió tres expulsiones, evidenciando una pérdida de control en momentos cruciales del partido.
El encuentro culminó con una celebración estrepitosa del Barcelona, que ya había demostrado ser superior en dos encuentros anteriores durante la temporada. La confianza del equipo catalán se hizo palpable, mientras que el Real Madrid enfrentó críticas severas, especialmente hacia Rodrigo, quien tuvo un rendimiento decepcionante.
El impacto de esta final no solo se reflejó en el marcador, sino también en el futuro del club merengue. La presión sobre el entrenador Carlo Ancelotti aumenta, con rumores sobre su posible salida del club. Con la temporada aún en curso, la gran interrogante es si el Real Madrid podrá recuperarse a tiempo para salvar su campaña, mientras las sanciones por las expulsiones se avecinan. La tensión de la liga promete intensificarse en los días venideros.
