Cristina Fernández de Kirchner, la ex presidenta argentina, ha sido condenada a seis años de prisión por corrupción, marcando un punto de inflexión histórico para el peronismo y la política argentina. Este 10 de junio de 2025 quedará grabado en la memoria colectiva del país, ya que la Corte Suprema ha ratificado su culpabilidad en el escándalo de Vialidad, donde se adjudicaron irregularmente 51 obras públicas a un empresario cercano, generando pérdidas millonarias al Estado.
Con esta sentencia, Kirchner no solo enfrenta cárcel, sino que también queda inhabilitada para ejercer cargos públicos de por vida, un golpe devastador para su carrera política. La decisión judicial se produce en un contexto de creciente tensión política, justo cuando la ex presidenta había anunciado su retorno a la arena electoral, buscando unidad dentro del peronismo para las próximas elecciones de medio término.
El fallo ha desatado una ola de reacciones en el peronismo, algunos de cuyos miembros claman que se trata de una persecución política. Mientras los sindicatos preparan respuestas en las calles, la incertidumbre sobre el futuro del movimiento crece. Muchos se preguntan si esta condena marcará el fin de una era o si, por el contrario, encenderá un nuevo conflicto en el país.
La condena llega en un momento crítico, con Javier Milei en la presidencia y un clima de polarización política que podría reconfigurar el mapa electoral argentino. La pregunta que resuena es clara: ¿será esta la oportunidad para una renovación en el peronismo o el inicio de un nuevo caos? La caída de Cristina Kirchner podría ser el catalizador de cambios profundos en la política argentina, y el eco de esta decisión se sentirá en todos los rincones del país.