**¡Mal movimiento! Trump no pudo evitar que Boeing lo perdiera todo: ¡los países de la UE reemplazan a Boeing!**

En un giro devastador para la industria aeronáutica estadounidense, la Unión Europea ha decidido dar la espalda a Boeing, un golpe directo que podría marcar el fin de la era de dominio del gigante de Seattle en los cielos transatlánticos. La reciente imposición de un arancel del 25% sobre fuselajes y componentes de Boeing ha desencadenado una ola de pedidos hacia Airbus, dejando a Boeing tambaleándose en la cuerda floja.

Desde que la Comisión Europea anunció su decisión el 26 de junio, las consecuencias han sido inmediatas y devastadoras. Lufthansa y Air France han sellado contratos multimillonarios para nuevos aviones Airbus, mientras que Boeing ha visto cancelaciones de pedidos por valor de 11 mil millones de dólares. La producción en Seattle se ha detenido, y los rumores de un colapso inminente se propagan rápidamente.

Los efectos no se limitan solo a la aviación. La industria automotriz estadounidense también está sintiendo el impacto, con aranceles adicionales que amenazan las exportaciones de vehículos a Europa. Ford y GM están viendo caer sus ingresos, y la presión sobre sus márgenes es palpable. Los ingenieros de GM ya están proponiendo trasladar la producción a México y Brasil, pero las nuevas restricciones arancelarias complican aún más esta opción.

El mercado de valores ha reaccionado drásticamente. Las acciones de Boeing han caído cinco puntos, mientras que Airbus celebra un aumento en sus pedidos y una inyección de 640 millones de euros en su programa de innovación. La brecha en la inversión en I+D entre las dos compañías se está ampliando, lo que podría tener repercusiones a largo plazo en la competitividad de Boeing.

La situación es crítica, y el tiempo se agota. La administración Trump enfrenta un dilema: reducir los aranceles podría ser visto como una debilidad, pero mantenerlos podría sellar el destino de Boeing en el mercado europeo. La batalla por el dominio del cielo ha comenzado, y las consecuencias de este movimiento podrían resonar en la economía global durante años. ¡La industria aeronáutica está en juego y la presión está en su punto máximo!