El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desatado una tormenta política al anunciar este martes la destitución de Lisa Cook, gobernadora de la Reserva Federal. Esta decisión, motivada por supuestas irregularidades hipotecarias, ha generado un inmediato clamor de críticas. La Reserva Federal, un pilar de la economía estadounidense, es conocida por su independencia, y la remoción de un gobernador sin causa justificada es vista como una violación inaceptable de la normativa.

Lisa Cook ha respondido con firmeza, rechazando la medida y afirmando que no se retirará de su cargo. Además, ha decidido emprender acciones legales contra la administración Trump, argumentando que su despido carece de fundamento legal. Mientras tanto, desde el Congreso, los demócratas han denunciado este movimiento como un intento de Trump de politizar la política monetaria, presionando para obtener recortes en las tasas de interés.

Los efectos inmediatos en los mercados financieros son palpables: el dólar ha experimentado una leve caída, y los rendimientos de los bonos del tesoro han aumentado, reflejando la creciente incertidumbre sobre la dirección económica del país. Legisladores opositores advierten que esta maniobra no solo sienta un precedente peligroso, sino que también socava la confianza en la independencia del Banco Central.

Trump, por su parte, ha defendido su decisión, anunciando que busca reemplazar a Cook por un perfil que apoye medidas más agresivas para estimular la economía. Sin embargo, analistas advierten que esta confrontación podría prolongarse en los tribunales, intensificando aún más la tensión entre el Ejecutivo y la Reserva Federal. La estabilidad del dólar y la confianza en la economía estadounidense están en juego. La situación se desarrolla en un contexto de creciente inquietud y podría tener repercusiones significativas a nivel nacional e internacional.