**México se une a los BRICS: Un cambio sísmico en la política internacional**

En un giro inesperado que sacude los cimientos del orden hemisférico, la presidenta Claudia Sheinbaum ha confirmado que México será parte de los BRICS, el influyente bloque que incluye a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Esta decisión, anunciada durante una conferencia matutina, marca un hito histórico y redefine las relaciones internacionales del país.

México asistirá a la cumbre de los BRICS en Río de Janeiro los días 6 y 7 de julio, un movimiento que no solo rompe con décadas de dependencia de Estados Unidos, sino que también envía un mensaje contundente a Washington: México ya no se limita a jugar en una sola cancha. Este paso audaz se produce en un contexto de tensiones renovadas con la Casa Blanca, que ha advertido a los países de la región sobre los riesgos de acercarse a potencias emergentes como China y Rusia.

La presidenta Sheinbaum, lejos de ceder ante estas presiones, ha optado por diversificar las alianzas del país, estableciendo conversaciones clave con naciones como India, donde se están formando asociaciones para la producción de medicamentos y vacunas. Esta colaboración no solo busca fortalecer la soberanía sanitaria de México, sino que también posiciona al país como un actor multipolar en el escenario global.

Además, la participación de México en los BRICS no excluye su rol en el G7; de hecho, Sheinbaum ha confirmado su asistencia a la cumbre del G7 en Canadá en junio. Esto significa que México jugará en ambos extremos del tablero global, actuando como un puente entre las grandes economías occidentales y las potencias emergentes.

Con este movimiento, México está escribiendo su propia narrativa internacional. La historia está en marcha y el mundo observa con atención. La presencia de México en los BRICS podría ser un punto de inflexión en su política exterior, planteando la pregunta: ¿cómo reaccionará Estados Unidos ante este audaz cambio de rumbo?