Rusia se encuentra en estado de shock tras el suicidio del exministro de Transporte, Román Staraboit, quien fue encontrado muerto en su coche con una herida de bala, solo horas después de ser destituido por el presidente Vladimir Putin. Este trágico suceso ha desatado una ola de especulaciones y preocupación en un país que enfrenta severas crisis de transporte en medio del conflicto con Ucrania.

Staraboit, que había sido nombrado ministro en mayo de 2024, fue despedido por razones que el Kremlin no ha aclarado, aunque el portavoz presidencial, Dimitri Peskov, ha insistido en que no se trató de una pérdida de confianza. Sin embargo, el contexto es alarmante: la Agencia de Transporte Aéreo, Rosa Viatia, reportó casi 500 cancelaciones y 2,000 retrasos en vuelos debido a amenazas de seguridad vinculadas a ataques ucranianos.

El exministro, quien recibió una pistola Makarov en reconocimiento a su servicio, se reunió con sus subordinados antes de despedirse y regresar a casa, donde fue hallado sin vida. Las autoridades rusas han abierto una investigación, aunque las primeras hipótesis apuntan a un suicidio, lo que añade un matiz sombrío a la ya tensa situación política y social del país.

Con el transporte ruso en crisis y la guerra en Ucrania exacerbando los problemas, la muerte de Staraboit plantea serias preguntas sobre la estabilidad del gobierno de Putin y el futuro de la gestión del transporte en Rusia. La nación observa con inquietud mientras se desarrollan los acontecimientos.