La reina Sofía ha reemergido en un estado de profunda angustia, visiblemente afectada por el deterioro de la salud de su hermana, la princesa Irene de Grecia. En un verano que prometía ser un tiempo de descanso, la madre del rey Felipe VI se ha visto obligada a modificar su agenda en Palma de Mallorca debido a la grave situación de su hermana, conocida cariñosamente como “tía Pecu”. A sus 86 años, Sofía no ha podido contener las lágrimas, y sus hijas, las infantas Elena y Cristina, han confirmado que el estado de Irene es el más crítico que han enfrentado en años.

El delicado estado de salud de la princesa Irene ha generado una preocupación familiar sin precedentes. Aunque no se han emitido partes médicos oficiales, fuentes cercanas indican que su condición es frágil, requiriendo atención constante. La reina Sofía, quien ha compartido su vida con Irene durante más de 40 años en Sarzuela, ha decidido priorizar su cuidado, incluso considerando cancelar sus vacaciones para estar a su lado.

A pesar de la angustia, las infantas han intervenido, instando a su madre a que se permita unos días de descanso, asegurándole que Irene no estaría sola. Así, Sofía ha optado por un viaje más breve y discreto a Mallorca, donde se mantendrá alejada de los actos públicos y los medios, enfocándose en su familia en este momento de vulnerabilidad.

La conmoción entre los seguidores de la familia real es palpable, y muchos se han unido en oraciones por la pronta recuperación de la princesa Irene. Este verano, marcado por la introspección y el amor familiar, revela la profunda conexión entre Sofía e Irene, un vínculo que trasciende títulos y protocolos. La comunidad está invitada a expresar su apoyo y solidaridad en estos momentos difíciles.