El presidente Donald Trump ha llegado a Texas en un momento crítico, tras las devastadoras inundaciones que han dejado al menos 121 muertos y han arrasado comunidades enteras. Este viernes, Trump, acompañado por la primera dama Melania, sobrevoló las zonas más afectadas por el desbordamiento del río Guadalupe, una catástrofe que ha sido calificada como un desastre de 100 años.

Durante su visita, el presidente se reunió con funcionarios locales y equipos de emergencia en Carville, donde la devastación es palpable. “Es algo horrible. Nadie puede creerlo. Tanta agua, tan rápido”, comentó Trump, refiriéndose a la magnitud de la tragedia. El gobernador de Texas, Greja Abot, estuvo presente, subrayando la gravedad de la situación mientras las autoridades luchan por coordinar esfuerzos de rescate y recuperación.

Trump firmó una declaración de desastre que permitirá a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) desplegar recursos adicionales para ayudar a las áreas afectadas. Aunque el presidente ha evitado culpar a alguien por las muertes, enfatizó la necesidad de apoyo y solidaridad en estos momentos críticos.

El viaje del presidente a San Antonio y su posterior recorrido en helicóptero hacia Kurville son parte de un esfuerzo por mostrar liderazgo y compasión en medio de esta crisis. Sin embargo, la situación sigue siendo tensa, y la comunidad espera ansiosamente más ayuda mientras los rescatistas continúan su labor heroica.

La devastación es abrumadora, y el tiempo es esencial. La respuesta federal y local es crucial para mitigar los efectos de esta tragedia y brindar apoyo a los afectados. La nación observa con preocupación mientras Texas enfrenta uno de sus peores desastres naturales en décadas.