En un emotivo y sorprendente acto en la Escuela Naval Militar de Marín, la princesa Leonor ha dejado a todos boquiabiertos al regalarle a su padre, el rey Felipe VI, su sable personal durante la ceremonia de condecoración que la distingue con la gran cruz del mérito naval. Este gesto conmovedor, lleno de admiración y respeto, se ha convertido en el momento más destacado de una jornada que muchos esperaban con ansias.
El evento, que tuvo lugar el 16 de julio, marcó el reencuentro de la familia real tras meses sin aparecer juntos en actos oficiales. Leonor, vestida con el uniforme blanco de verano de la Armada, se acercó al podio con una mezcla de orgullo y emoción mientras su padre le colocaba la banda con la bandera de España. El abrazo que siguió entre padre e hija resonó en el corazón de todos los presentes, simbolizando un legado de honor y continuidad dinástica.
La ceremonia fue un despliegue de tradición, con salvas de cañonazos y la interpretación del himno nacional, todo bajo un radiante sol en la ría de Pontevedra. En un discurso emotivo, el comandante de la escuela destacó los valores de la Armada, mientras el rey Felipe VI pasaba revista a la tropa, mostrando su compromiso con la educación y el futuro de su hija.
El regalo del sable, un acto inesperado y cargado de simbolismo, ha sido interpretado como un agradecimiento por la guía y el legado que el rey ha proporcionado a Leonor en su formación. Este gesto ha reforzado la imagen de la princesa como una de las royals más queridas y prometedoras de la actualidad, incluso superando en simpatía a la princesa de Gales, Kate Middleton.
La jornada culminó con la interpretación de “La muerte no es el final” y el himno de la Armada, entonados por el rey y la princesa, cerrando un capítulo lleno de emoción y tradición. La grandeza del gesto de Leonor ha dejado claro que el futuro de la monarquía española está en manos seguras. ¡Un momento que quedará grabado en la historia!