Un devastador bombardeo israelí ha impactado la única Iglesia Católica en Gaza, resultando en al menos cuatro muertos y siete heridos, entre ellos el párroco argentino Gabriel Romanelli. Este ataque, que ha conmocionado a la comunidad internacional, se produjo en un momento crítico, ya que la Iglesia de la Sagrada Familia albergaba a unos 500 cristianos desplazados debido a la ofensiva israelí en la región.

Las autoridades de Gaza informan que las estructuras de la iglesia han sufrido daños significativos. En un comunicado, el ejército israelí lamentó el incidente, calificándolo de “error” y asegurando que se están revisando las circunstancias que llevaron al ataque. Sin embargo, la indignación crece, con el Papa León XIV expresando su profunda tristeza por las muertes y la primera ministra italiana, Georgia Meloni, responsabilizando a Israel por el bombardeo. Meloni afirmó que “los ataques contra la población civil son inaceptables” y que “ninguna acción militar puede justificar tal actitud”.

Este ataque se suma a una serie de bombardeos en la zona, que ha sido un blanco constante en los últimos días. La situación en Gaza se vuelve cada vez más crítica, con un número creciente de víctimas y un ambiente de desesperación entre los civiles atrapados en medio del conflicto. La comunidad internacional observa con preocupación cómo se desarrolla esta tragedia, mientras las llamadas por un alto al fuego y la protección de los lugares sagrados se intensifican. La Iglesia de la Sagrada Familia, símbolo de la resistencia cristiana en Gaza, se encuentra en el epicentro de esta crisis humanitaria que sigue cobrando vidas y dejando un rastro de destrucción.