Trump FREAKS OUT as South Korea’s Retaliation COST The US $37 Billion Overnight

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**Trump ENFURECE mientras la represalia de Corea del Sur COSTA a EE. UU. $37 mil millones de la noche a la mañana**

En un giro dramático de los acontecimientos, el presidente Donald Trump ha desatado una guerra comercial que podría costar a Estados Unidos hasta $37 mil millones, tras imponer un arancel del 40% a todas las importaciones. La respuesta de Corea del Sur fue inmediata y contundente: un paquete de represalias que apunta a los flujos de ingresos más vitales de Washington, desde el gas natural licuado hasta productos agrícolas y tecnología.

El anuncio de la Casa Blanca ha convertido a Seúl en un campo de batalla comercial, donde las tensiones se palpitan en el aire. El Ministerio de Finanzas surcoreano ha prometido “medidas audaces y rápidas” si la volatilidad del mercado se intensifica, y los primeros movimientos de represalia ya están en marcha. Con un superávit comercial de $150 mil millones, Corea del Sur no se detendrá ante nada para proteger su economía.

Los sectores más afectados incluyen semiconductores, baterías de automóviles y productos electrónicos, que representan miles de millones en exportaciones. Las advertencias son claras: si Trump no retrocede, Corea del Sur podría imponer aranceles a productos estadounidenses, comenzando por la carne y el maíz, lo que generaría presión inmediata sobre los agricultores de EE. UU.

Además, el sector de la aviación podría sufrir un golpe devastador si Seúl decide cancelar contratos de Boeing, lo que podría costar a la empresa hasta $10 mil millones. La industria energética también está en la mira, con la posibilidad de que Corea del Sur busque alternativas en Qatar y Australia, lo que afectaría gravemente a los empleos en el sur de EE. UU.

La situación es crítica y se intensificará en los próximos días. Con la economía surcoreana y la seguridad nacional en juego, el gobierno de Seúl está preparado para una respuesta estratégica que podría cambiar el equilibrio del poder comercial en el Pacífico. La presión está sobre Washington: ¿podrá el presidente Trump manejar las consecuencias de sus propias decisiones? La batalla ha comenzado y el tiempo corre.

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