**India Responde con Fuerza a las Amenazas de Trump sobre el Petróleo Ruso**

En un giro audaz en la geopolítica energética, India ha desafiado las amenazas del presidente estadounidense Donald Trump al continuar sus importaciones de petróleo ruso, a pesar de la presión de Washington para cerrar la puerta a los suministros de Moscú. En una declaración contundente, el portavoz del Ministerio de Petróleo y Gas Natural de India, Arvin Shrivastava, reafirmó que “nuestra seguridad energética está diversificada a través de suministros de Rusia” y que este flujo continuará “sin interrupciones”.

A medida que las refinerías indias se preparan para enfrentar un posible arancel del 25% sobre el petróleo ruso, la nación ha estado acumulando crudo Urales a precios reducidos, utilizando un innovador sistema de pagos en rupias que elude las restricciones occidentales. Desde el primer trimestre de 2022, la participación de Rusia en las importaciones de crudo de India ha saltado del 3% al 32%, consolidándose como un componente esencial en la mezcla de refinación del país.

Con el trasfondo de un conflicto energético global, la estrategia de India se basa en tres pilares: seguridad de suministro, ventaja de precio y un mecanismo de pago alternativo. Mientras Trump intensifica su retórica, India navega por un mar de incertidumbre con un enfoque pragmático, manteniendo su independencia energética frente a las amenazas de sanciones.

La respuesta de Nueva Delhi llega en un momento crítico, donde la posibilidad de que Washington convierta su diplomacia petrolera en una guerra comercial se cierne sobre el horizonte. Con un margen de refinación que se mantiene favorable, India demuestra que no se dejará intimidar. La amenaza de Trump, más que un golpe a la economía india, podría ser un boomerang que afecte a la economía estadounidense, ya que cualquier aumento en los precios del petróleo podría exacerbar la inflación y complicar la situación antes de las elecciones.

A medida que las tensiones aumentan, el mundo observa cómo India, en su búsqueda de autonomía energética, desafía las normas establecidas y redefine su papel en el panorama energético global. La pregunta ahora es: ¿cuál será el siguiente movimiento de Washington en este juego de poder?