**Trump en estado de alerta tras la respuesta audaz de Suiza sobre el oro, que amenazó un déficit de 48 mil millones de dólares**
En un giro inesperado que podría desestabilizar la economía estadounidense, la administración de Trump se enfrenta a un desafío monumental: un nuevo impuesto del 1.2% sobre las transacciones de oro suizas que podría agravar el déficit comercial de 48 mil millones de dólares. Este movimiento, aparentemente insignificante, tiene el potencial de desencadenar una serie de efectos dominó en los mercados financieros y en la política interna de EE. UU.
La propuesta, que busca imponer un costo adicional de 82 millones de dólares en las importaciones de oro, se convierte en un punto crítico en un momento en que el déficit de bienes y servicios ya está causando estragos. Con un enfoque en la transparencia del origen del oro, la administración de Burn está jugando una mano arriesgada, ya que el 25% del déficit proviene de un portafolio suizo que incluye oro de alta pureza y productos farmacéuticos.
La presión está aumentando en el Capitolio, donde el equilibrio de poder entre los lobbies mineros de Utah y los joyeros de Nueva Jersey se tambalea. Mientras los republicanos exigen mantener la transparencia del origen, los demócratas presionan por una reducción de impuestos que alivie la carga sobre la industria de la joyería. La tensión es palpable, y cada voto en el Comité de Finanzas del Senado podría ser decisivo.
La situación es aún más crítica dado que Suiza, con su dominio en el procesamiento de oro, se ha convertido en un jugador clave en la cadena de suministro global. Si Trump no logra negociar un acuerdo que alivie la presión del impuesto, podría enfrentar un aumento en los costos que afectará la competitividad de las exportaciones estadounidenses y exacerbará el déficit.
A medida que las negociaciones se estancan y el tiempo se agota, cada movimiento en el mercado del oro se convierte en un termómetro de la tensión diplomática. La pregunta persiste: ¿podrá Trump encontrar una solución que no comprometa la transparencia y, al mismo tiempo, cierre la brecha del déficit? La respuesta podría tener repercusiones profundas no solo para la economía estadounidense, sino para el equilibrio del sistema financiero global.