**Trump Caught Off Guard: Canadá y México Forman Corredor Energético para Eludir el Muro de EE. UU.**
En un giro inesperado que podría reconfigurar el mapa del comercio norteamericano, Canadá y México han intensificado sus esfuerzos para establecer un corredor energético que les permita eludir las estrictas tarifas impuestas por Estados Unidos. Las conversaciones entre Ottawa y Ciudad de México revelan una búsqueda urgente de un nuevo orden comercial, provocada por la ola de tarifas del 35% que amenaza la economía de ambos países.
Los detalles de estas negociaciones son alarmantes: se discuten inversiones en energía, capacidad de puertos y oleoductos, y resiliencia de la cadena de suministro. A medida que se trazan nuevas rutas comerciales, la idea de depender menos de la zona aduanera de EE. UU. está tomando forma. Los fondos de pensiones públicos canadienses, conocidos como Maple 8, podrían convertirse en los principales financiadores de proyectos de infraestructura y energía, ofreciendo estabilidad en medio de la volatilidad de las políticas estadounidenses.
El objetivo inmediato es amortiguar el impacto de las tarifas, pero la estrategia a largo plazo es diversificar las dependencias comerciales y fortalecer la posición de Canadá y México en la mesa del T-MEC. Este movimiento estratégico se produce en un contexto de creciente incertidumbre, donde la retórica política entre Washington y sus vecinos del norte se intensifica, pero las decisiones comerciales se basan en cálculos concretos.
La modernización de las instalaciones energéticas en México y la expansión de los oleoductos canadienses son pasos cruciales para asegurar un acceso fluido a mercados no estadounidenses. Si estas iniciativas prosperan, podrían alterar significativamente la dinámica de la oferta y la demanda en el mercado energético, afectando incluso a los precios en EE. UU.
Con la fecha crítica de revisión del T-MEC en el horizonte, el tiempo apremia. Si Canadá y México logran establecer un marco claro y predecible, podrían reducir la volatilidad del mercado y aumentar la confianza de los inversores. Sin embargo, si las tensiones continúan, el riesgo de un colapso en la cooperación comercial se incrementa, lo que podría tener consecuencias devastadoras para la economía estadounidense.
El futuro del comercio en América del Norte pende de un hilo. La respuesta de EE. UU. a estos movimientos estratégicos determinará el rumbo de la inversión y, en última instancia, el bienestar de millones de consumidores en la región.