El presidente ucraniano Volodimir Zelenski ha exigido garantías de seguridad antes de una posible reunión histórica con Vladimir Putin en los próximos siete días. Esta reunión, que podría marcar un cambio significativo en el conflicto, se plantea en medio de un aumento alarmante de las hostilidades en Ucrania. Zelenski ha propuesto Suiza y Austria como posibles sedes para el encuentro, países conocidos por su neutralidad, pero también ha sugerido Turquía, donde se han llevado a cabo conversaciones anteriores que no lograron frenar la guerra.

Sin embargo, el clima actual es tenso. Desde Moscú, las señales son desalentadoras. Las autoridades rusas han subrayado la necesidad de una preparación exhaustiva antes de cualquier diálogo, lo que sugiere que Putin no está dispuesto a ceder fácilmente. Mientras tanto, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, ha advertido que cualquier presencia militar europea en Ucrania sería “absolutamente inaceptable”, lo que complica aún más las negociaciones.

A medida que se espera la cumbre entre Zelenski y Putin, la violencia en el terreno no cesa. En un ataque devastador, Rusia lanzó 574 drones y 40 misiles contra Ucrania en su ofensiva más intensa en semanas, dejando un saldo trágico de al menos dos muertos en Gersón y Leópolis. Esta escalada de ataques subraya la urgencia de establecer un diálogo y alcanzar un acuerdo de paz, aunque el camino hacia la negociación parece cada vez más complicado.

El tiempo corre y el futuro de Ucrania pende de un hilo. La comunidad internacional observa con preocupación, a la espera de que se concrete esta crucial reunión que podría definir el rumbo del conflicto.