Un desliz del rey Felipe VI ha destapado un secreto que la Casa Real intentaba mantener oculto, revelando una situación incómoda que pone al monarca en el centro de la atención pública. Un movimiento inesperado en su agenda ha desvelado un viaje secreto a Mallorca, donde el rey se trasladó para visitar a su amigo Jaime Anglada, quien se encuentra en un delicado proceso de recuperación tras un grave accidente de tráfico.

Los registros de vuelos oficiales del Falcón real muestran que Felipe VI despegó de Madrid a las 5:52 de la tarde, aterrizando en la isla en menos de una hora. Apenas 40 minutos después, el mismo avión regresó a la capital, dejando claro que la visita fue relámpago y estrictamente personal. Este gesto humano del rey, que siempre cuida su imagen pública, ha generado preguntas sobre la naturaleza de su discreción.

Jaime Anglada, el cantautor que ha estado en la UCI del Hospital Universitario Son Espases durante 12 días, ha recibido el apoyo incondicional de su familia y amigos cercanos. La preocupación por su estado ha sido palpable, especialmente tras varias cirugías críticas. La noticia de su leve mejoría ha traído alivio, pero la situación sigue siendo grave.

El viaje del rey a Mallorca, aunque no documentado con imágenes, refleja la lealtad y el compromiso de Felipe VI hacia sus seres queridos, un aspecto poco conocido de su vida personal. A pesar de la crisis de incendios que afecta a España, el monarca encontró un momento para estar al lado de su amigo en un momento tan difícil.

La conexión entre Felipe VI y Anglada no es nueva; su amistad se ha forjado a lo largo de los años en diversos eventos en la isla. Este episodio pone de manifiesto la complejidad de equilibrar deber público e intimidad personal en la vida del rey, en un momento donde la Casa Real se enfrenta a un escrutinio renovado. La pregunta que resuena en los pasillos de Zarzuela es clara: ¿qué más secretos podrían estar ocultos tras esta reveladora visita?