How to Rebuild the Canadian Dream: Homes, Competition, Growth

Thumbnail

La crisis de la vivienda en Canadá ha alcanzado un punto crítico, con más del 85% del comercio entre Canadá y Estados Unidos ahora libre de aranceles. La situación es alarmante: más de la mitad de los canadienses se sienten impotentes ante el descenso de su país, atrapados en un ciclo de precios de vivienda en aumento y salarios estancados. La propiedad de vivienda ha disminuido drásticamente desde 2011, mientras que las tasas de alquiler en ciudades como Toronto y Vancouver han alcanzado cifras astronómicas, con un promedio de $3,000 al mes por un apartamento de una habitación.

El mercado de alquiler está tan saturado que la tasa de vacantes es de solo un 1.5%. Miles de personas se ven obligadas a vivir en sus automóviles o a compartir vivienda, mientras que el costo de la vida se dispara. En British Columbia, alquilar una casa promedio requiere casi el doble del salario mínimo, obligando a los trabajadores a priorizar la vivienda sobre otras necesidades esenciales.

A pesar de la aparente expansión económica, impulsada por una inmigración récord de 1.2 millones de personas en un solo año, el ingreso per cápita se ha estancado desde 2018. La creciente burocracia y la falta de inversión en infraestructura están exacerbando la crisis, mientras que el acceso a la vivienda se convierte en un sueño inalcanzable para muchos.

Las condiciones actuales exigen una respuesta urgente: aumentar la oferta de vivienda. Sin embargo, esto requiere una revisión de las regulaciones de zonificación y la simplificación de procesos de permisos. Las soluciones deben incluir programas de crédito para compradores de vivienda por primera vez y estrategias de urbanización integrales. La presión sobre los canadienses es insostenible, y el tiempo para actuar es ahora. La pregunta es clara: ¿dónde está el extintor de incendios para esta crisis?