**Rechazo de Envios de Trigo de EE.UU.: Los Compradores Cambian a Mercados Canadienses, ¡Trump No Lo Vio Venir!**
En un giro impactante que sacude los cimientos del comercio internacional de granos, los envíos de trigo estadounidense han sido rechazados en favor de alternativas canadienses, australianas y argentinas. Durante décadas, el trigo estadounidense fue considerado el estándar de oro, pero un cambio silencioso ha comenzado a tomar forma desde el verano de 2024, culminando en una crisis de confianza que ya se siente en los pasillos de Washington.
Los compradores globales, desde Filipinas hasta Francia y de Corea del Sur a México, han reestructurado sus cadenas de suministro, optando por trigo canadiense y australiano. La situación se agravó cuando la empresa filipina San Miguel Foods canceló un contrato de 110,000 toneladas con EE.UU. y firmó por 120,000 toneladas con Canadá. Este movimiento no se debió únicamente a precios más bajos; los costos de seguro y los retrasos logísticos han puesto en jaque la competitividad del trigo estadounidense.
La caída en las importaciones de trigo estadounidense ha sido alarmante. En el primer trimestre de 2025, Francia importó solo 132,000 toneladas, la cifra más baja desde 2002, mientras que las importaciones canadienses se dispararon. En Corea del Sur, la decisión de reducir los límites de residuos de glifosato ha llevado a un cambio masivo hacia el trigo canadiense, que ahora representa el 62% del mercado.
Las repercusiones en la economía estadounidense son devastadoras. Los datos de la Comisión de Trigo de Kansas muestran un aumento del 44% en los inventarios, lo que ha provocado caídas en los precios y ha llevado a muchas granjas a la quiebra. Con una proyección de pérdidas de 10 millones de toneladas en exportaciones, se prevé un impacto de 19.4 mil millones de dólares en el PIB del Medio Oeste y la pérdida de miles de empleos.
La inacción en la política agrícola de EE.UU. podría tener consecuencias permanentes. La incertidumbre en el Capitolio ha elevado los riesgos para los compradores internacionales, quienes ahora ven a Canadá como un socio más confiable. La advertencia es clara: si EE.UU. no actúa rápidamente para restaurar su reputación y competitividad, el eco de esta pérdida resonará en toda la economía, no solo en el sector agrícola.