**Trump Caught Unprepared as Canada & Mexico Build Energy Corridor to Bypass US Wall**
En un giro sorprendente de los acontecimientos, Canadá y México están forjando un corredor energético que desafía la política comercial de Estados Unidos, dejando a la administración de Trump en una posición vulnerable. La reciente ola de aranceles del 35% impuesta por EE. UU. ha catalizado una búsqueda urgente de un nuevo orden comercial entre Ottawa y Ciudad de México, que se traduce en planes concretos para diversificar sus rutas comerciales y minimizar el impacto de las tarifas.
Las conversaciones entre ambos países no son meras charlas diplomáticas; giran en torno a inversiones energéticas, capacidad portuaria y de oleoductos, y la resiliencia de las cadenas de suministro. Con la combinación de los puertos de México y los oleoductos de Canadá, emergen rutas comerciales alternativas que podrían permitir a ambos países eludir las restricciones impuestas por EE. UU. La participación de fondos de pensiones canadienses, conocidos como Maple 8, se perfila como un pilar para financiar proyectos de infraestructura y energía, ofreciendo estabilidad en medio de la volatilidad provocada por las políticas estadounidenses.
A medida que se aproxima la revisión del T-MEC, el enfoque de Canadá y México es claro: fortalecer su posición en la mesa de negociación mientras monitorean de cerca las reacciones de EE. UU. La fecha crítica del 1 de julio de 2026 se convierte en un punto focal, ya que cualquier falta de confirmación de extensión del acuerdo podría abrir nuevas incertidumbres comerciales que podrían afectar gravemente a los mercados estadounidenses.
El mensaje es claro: si Canadá y México logran establecer un marco sólido para su colaboración energética, podrán reducir la volatilidad y aumentar su atractivo para los inversionistas. La presión sobre los consumidores estadounidenses podría intensificarse si los costos comerciales continúan aumentando, lo que hace que la necesidad de un enfoque más cooperativo y menos punitivo por parte de EE. UU. sea más urgente que nunca. La pregunta que queda es: ¿está la administración Trump lista para adaptarse a este nuevo panorama comercial o se quedará atrapada en su retórica de aranceles? Las próximas semanas serán cruciales.