**Putin Imprime Dinero Mientras Rusia Se Queda Sin Efectivo para Financiar la Guerra**
En un giro alarmante, el Kremlin ha comenzado a imprimir dinero a un ritmo sin precedentes, enfrentándose a una crisis financiera que amenaza con desestabilizar aún más el país. Con la guerra en Ucrania drenando recursos y las sanciones internacionales limitando el acceso a los mercados, Rusia se encuentra al borde del colapso económico. La administración de Putin está inyectando nuevos rublos en la economía, una maniobra que, aunque proporciona un alivio temporal, podría resultar devastadora a largo plazo.
La inflación, que ya se sitúa en un preocupante 8.4%, se prevé que supere el umbral de dos dígitos para 2025. Los ciudadanos rusos sienten el golpe en su día a día: desde los precios de la gasolina hasta los alimentos básicos, todo se encarece. La escasez de mano de obra, exacerbada por la guerra, ha llevado a un aumento en los salarios, creando un ciclo vicioso que empuja aún más los precios al alza.
El Fondo Nacional de Bienestar, una especie de colchón económico, se ha reducido drásticamente, pasando de más de 100 mil millones de dólares a solo 50 mil millones en efectivo disponible. La dependencia de la impresión de dinero para financiar el esfuerzo bélico está generando una fragilidad bancaria alarmante, mientras los préstamos no rentables aumentan. Las tasas de interés han saltado del 7.5% al 21%, lo que dificulta aún más la situación para las empresas y los consumidores.
Los economistas advierten que este camino conducirá a un desastre similar al de Venezuela y Zimbabue, donde la impresión de dinero llevó a la hiperinflación y a la ruina económica. La confianza en el rublo se está erosionando, y la posibilidad de un colapso financiero inminente se cierne sobre el país. El Kremlin, en su intento por mantener la estabilidad política, podría estar sembrando las semillas de una crisis aún mayor.
Con cada rublo impreso, el futuro de Rusia se oscurece. La situación exige atención inmediata, ya que las repercusiones de esta crisis no solo afectarán a Rusia, sino que podrían tener un impacto global, especialmente en los mercados de energía y materias primas. La pregunta que queda es: ¿cuánto tiempo podrá el Kremlin sostener esta frágil ilusión de estabilidad?